PYG
La agricultura regenerativa combina prácticas agrícolas tradicionales con innovaciones modernas y tecnológicas para lograr una producción de alimentos eficiente, respetuosa y sostenible. Fomenta prácticas que proporcionan alimentos saludables y de calidad a una población en crecimiento preservando los recursos del planeta, respetando el bienestar de los animales y garantizando la viabilidad a largo plazo de las explotaciones.
La innovación desempeña un papel clave para que esta agricultura sea más precisa y eficiente.
Ya estamos:
• Mejorando el bienestar animal y la productividad agrícola con sensores y collares conectados en las vacas (Margarita en México, con el BID)
• Utilizando imágenes por satélite y aprendizaje automático para recopilar y procesar datos sobre la salud del suelo y seguir las prácticas agrícolas (en EE.UU., con Sustainable Environment Consultants)
• Apoyando a las empresas emergentes (Connectera, Sowit) que proporcionan a los agricultores nuevas herramientas basadas en datos para la toma de decisiones.
Definimos la agricultura regenerativa como un conjunto de prácticas que:
• protege el suelo, el agua y la biodiversidad
• respeta el bienestar de los animales
• reconoce el papel clave de los agricultores y el impacto positivo de la agricultura, teniendo en cuenta su viabilidad económica.
Las prácticas agrícolas regenerativas incluyen la reducción de la labranza y fitosanitarios (pesticidas y herbicidas), una gestión eficiente del agua (ahorro y mejora de su calidad), el impulso de la rotación de cultivos y de los cultivos de cobertura, y la creación de zonas de seguridad y superficies de seto. Cuando estas prácticas se aplican de manera conjunta, restauran la salud del suelo y convierten a la agricultura en un auténtico sumidero de carbono.
Trabajamos con los agricultores y otros socios para ayudarles a encontrar el equilibrio adecuado entre la reducción de la labranza y la reducción de los fitosanitarios. Puede que los agricultores necesiten utilizar herbicidas en cantidades limitadas, dependiendo de los cultivos, el tipo de suelo y el clima. Cada granja es diferente, y nuestro objetivo es apoyar la transición de los agricultores hacia la agricultura regenerativa de manera equilibrada, sostenible y sin descontextualizarlos.
No es ningún secreto: cada vez más consumidores recurren a productos que los reconectan con la naturaleza. En el contexto actual, este fenómeno está acelerándose.
Durante el último año de confinamiento, el 22 % de los consumidores europeos cambió sus hábitos de compra, orientando su gasto hacia productos más naturales y orgánicos. El 19% de ellos expresó su deseo de productos más sostenibles (fuente: Informe del consumidor de McKinsey).
Por lo tanto, la agricultura regenerativa representa un preciado recurso para que las marcas se conecten con los deseos de sostenibilidad de los consumidores y la conexión local con los alimentos que consumen.
Como ejemplo, Blédina, la marca infantil de Danone en Francia, ha realizado un importante esfuerzo de inversión en prácticas regenerativas y orgánicas. Hoy en día, encabeza las clasificaciones de apreciación de los consumidores. Este éxito dice mucho del potencial de invertir en capital natural.
La agricultura regenerativa y el deseo de alimentos cultivados localmente son, en realidad, las dos caras de la misma moneda: los consumidores quieren volver a conectarse con los alimentos que comen sabiendo que se han cultivado de forma sostenible. Implica un cambio tanto en su modo de cultivo como en su camino de la granja a la mesa.
Nuestro sistema de producción de alimentos es responsable de aproximadamente el 26 % de las emisiones mundiales de GEI. El transporte (6 %) y las cadenas de suministro (18 %) constituyen aproximadamente una cuarta parte de las emisiones resultantes de alimentar al mundo, y la producción de alimentos en sí (ganadería, pesca y producción agrícola) representan el 60 %.[ https://ourworldindata.org/environmental-impacts-of-food]
Cubrir solo una de las caras de la moneda (alimentos producidos localmente, pero intensivos en GEI o alimentos producidos de manera sostenible, pero transportados a grandes distancias) no satisface los verdaderos deseos de los consumidores. La manera de ganar el corazón, la mente y la lealtad de los consumidores es afrontar directamente ambos desafíos: la transición de la producción de alimentos a prácticas regenerativas y obtener insumos de cercanía siempre que sea posible.
Necesitamos figuras a lo largo de toda la cadena de suministro que
financien la transición a la agricultura regenerativa.
Danone contribuye con:
• Un fondo interno dedicado a apoyar nuevas prácticas
• Colaboraciones con bancos, ONG y plataformas de crowdfunding para construir de forma conjunta nuevas herramientas financieras
Por ejemplo, en Francia hemos invertido más de 40 millones de euros desde 2016 para ayudar a cubrir los costes de la paulatina transición de los agricultores hacia prácticas regenerativas. Avanzamos en nuestro objetivo de obtener en Francia, para 2025, el 100 % de insumos —leche fresca, frutas y verduras, y remolacha azucarera— procedentes de agricultura regenerativa.
En México, colaboramos con el Banco Interamericano de Desarrollo para transformar las prácticas en la producción lechera proporcionando a 2.000 vacas en 40 granjas sensores y collares conectados que mejoren su bienestar y productividad. También estamos trabajando con los agricultores de fresas para permitir su transición a prácticas regenerativas. Hasta la fecha, el proyecto ha dado como resultado un incremento del 30 % en los ingresos de los agricultores, del 50% en conservación del suelo y un descenso del 15 % en los pesticidas.
La diferencia clave es la intención de la Agr. Reg. de regeneración (o renovación) de la productividad y el potencial de crecimiento de lo que se está regenerando. Las prácticas sostenibles, por definición, buscan el mantenimiento, mientras que las prácticas regenerativas reconocen la degradación actual de los sistemas naturales y aplican técnicas de gestión para mitigarla 1.
La mentalidad es diferente. Los productos orgánicos reducen los fitosanitarios perjudiciales (productos químicos, OMG, etc.). La agricultura regenerativa va más allá y trabaja por la salud del suelo (reducción de la labranza, introducción de cultivos de cobertura y rotación de cultivos), la diversidad biológica y la calidad y la cantidad del agua.
Comparten prácticas similares, pero la Agr. Reg. incorpora matices.
El impacto de la ganadería en el cambio climático y la biodiversidad depende en gran medida del sistema de explotación y del método de crianza. La producción ganadera a gran escala requiere una enorme demanda de cultivos forrajeros que, a su vez, necesitan de un uso intensivo de la tierra y a menudo generan costes ambientales que van desde la deforestación, la erosión y la pérdida de fertilidad del suelo y la biodiversidad hasta la contaminación de las aguas subterráneas, la escorrentía agrícola hacia aguas de superficie y las emisiones debidas al transporte. 2
Pero el impacto de la ganadería puede ser positivo cuando se integra en sistemas de agricultura sostenibles —pastoreo en cultivos de cobertura, empleo del estiércol como fertilizante natural— e incluso es un excelente sistema de control de malezas. La integración sostenible del ganado en una explotación puede ayudar a reducir la necesidad de fitosanitarios y herbicidas.3 Este es el enfoque que Danone da a la agricultura regenerativa.
Ciertas prácticas potencian la reducción de las emisiones de GEI del ganado, aunque, en la actualidad, no están extendidas (Gerber et al., 2013). Algunas de las propuestas técnicas que mitigan el impacto de la ganadería en el cambio climático incluyen la captura del carbono, la mejora de la alimentación para reducir la fermentación entérica, una correcta gestión del estiércol y un empleo más eficiente de los fertilizantes (Steinfeld et al., 2006, Thornton and Gerber, 2010, CMNUCC, 2008).